2 jul 2012

El Inescrutable Paso del Tiempo


Ya sólo el título es pretencioso, no sólo por el título en sí, sino por sus mayúsculas. Pero es que soy algo pretencioso.

Una gran verdad que nunca me había parado a analizar me asaltó en una conversación con mi madre. Esa verdad de la que hablo la aprendí hace no mucho en una conversación telefónica algo más triste de lo que acostumbraban a ser. "Los problemas parecen no ser reales si no se habla de ellos".
En este caso particular madre-hijo no hablábamos de problemas sino de fines de ciclo, pero al caso es igual.  Y es que aún no me había detenido a sopesar los cambios a los que se va a ver envuelta mi vida en tan sólo unos meses. Abandono una ciudad para tratar de conquistar otra. La vida como eterna conquista. La conquista de la felicidad. 

Rodeado de maletas, debo mirar al piso para no tropezar mientras camino como buenamente puedo por mi habitación mientras la desnudo. Cuatro años de mi vida universitaria por la vieja Híspalis desnudados, cuatros años que ya pasarán a formar parte del pasado. Y mientras desnudo mi armario me topo de frente con mis recuerdos para que los reviva. Y así los guardaré en otro armario, continuando de este modo el ciclo de los reencuentros, para así poder descubrirlos dentro de otros tantos años. Y así sonreír mientras los destapo. 
A la postre, la vida no es más que los recuerdos que fabricamos.Y todo esto por aquello de que el presente es efímero...y el instante, eterno. Cuatro años.

Vigilen sus pasos e intenten no tropezar. En caso de duda, tropiecen, la vida no está hecha para arrepentirse. Son los tropiezos los que conducen a los grandes saltos vitales. Es preferible tropezar y levantarse para caminar erguido, que pasarse toda una vida caminando encorvado.
De momento vivamos hoy. Mañana será otro día. Construyan sus recuerdos. Y hagan lo posible por sonreirles, ése es el verdadero camino hacia la felicidad.

No hay comentarios: