10 jul 2011

Mi pelo y yo.



Me estoy dejando el pelo largo. Se ve que es un evento revolucionario que está causando sensación en esta nuestra sociedad española. Nadie deja pasar por alto este hecho sin precedentes (sólo una cacerola allá por la más tierna infancia) que va camino de ser noticia del mes.
Queridos compañeros y amigos, amigas, novias, exnovias, conocidos y desconocidas, dejad de tocarme el pelo.
Sé de vuestra preocupación por la posible disminución de mi sex-appeal, pero quien algo quiere, algo le cuesta. Este camino que recorro en busca de un pelo Pantene es el medio para conseguir lo que pretendo, "la inmunidad absoluta en el arte del ligoteo", en otras palabras, conseguir echar un polvo.

En este estado intermedio de "semipelolargo" en el cual tengo un casco por cabeza no contribuye positivamente que estéis constantemente tocandome los huevos, quiero decir, el pelo. Vuestras putrefactas manos, que previo tocamiento de mi pelo han estado en cualquier inhóspito lugar, veáse en los cojones, ayudan a ensuciar mi pelo. La suciedad implica el encrespamiento y enmarañamiento de los mismos, provocando una imagen visual de mi cabeza en todo su conjunto no todo lo agraciada que debiera.

Entiendo que mi pelo sea el eje de vuestras vidas y vuestra existencia, pero tenéis que dejarlo pasar. Sé vivir con el peso de la fama, pero por educación os suplico que toqueis cualquier zona de mi cuerpo con las manos limpias, y sólo para hacer caricias, que para tocar los huevos siempre hay tiempo.

Llegará el día en que mi pelo adquiera su forma menos entrópica , no cumpliendo así con el segundo principio de la termodinámica,(entrópica y termodinámica no son palabras incluidas en la jerga peluqueril). Cuando llegue el momento, las portadas de prensa rosa abrirán el debate "¿Pelo largo o corto"?. Juzguen ustedes mismos". Hasta entonces déjenme ser Calimero.