12 sept 2019

Carta a Nostalgia


Querida Nostalgia:


Te escribo a mis 29, aprovechando que me han despojado de mi habitación de adolescente  y de sus recuerdos para convertirlo en una de visitas. En dicha transformación, cierta progenitora me sugirió (u obligó) que hiciese una limpia de mis bártulos, entre los que tuve la fortuna de encontrar una carta 'tuya'. Perdona de antemano que ponga al descubierto nuestra intimidad de 17 años atrás, pero no me ha quedado más remedio.  Soy dichoso por haber intercambiado cartas y postales a lo largo de mi vida, pero como esta... pocas. Paso a describirla, Nostalgia.

Empecemos por el principio y por su extensión y diseño. Un escrito de 5 páginas repitiendo asiduamente que soy muy guapo, que es lo que un servidor desea oír todo el tiempo, dicho sea de paso. En eso, la verdad, no he cambiado. Me gusta especialmente que lo pongas varias veces como adorno de la carta en sí, y con colores rotulados y fosforitos; me llena de alegría. Y lo de 'tío bueno' es ya mi perdición. He de decir por contra, que la parte en que incides y reincides en mi falta de músculos ya me hace menos gracia. Continuando con el tema de mi guapura con el que, la verdad, sí me siento cómodo, en el tercer folio me preguntas si me molesta que me llames guapo y tío bueno. No sé qué te respondería entonces, pero por si acaso fui muy torpe en su momento la respuesta es NO, NO en absoluto, por favor, deletréalo bien claro para que no me quepa duda.

Continuemos hablando de mi físico. Jamás me habian llamado enano con tanto estilo, al menos que yo recuerde. Que me buscara una novia de mi estatura, decías. Estaba y está jodida la cosa. He de compartir contigo que el resultado final no es que tuviera una adolescencia tardía físicamente hablando (la mental aún no la he superado), sino que nunca llegué a dar el estirón del todo. Sigo con las pastillitas de calcio y vitamina C, por si la moscas.

Cambiemos de tercio. O no. 'Tus ojos brillan como estrellas' , se leía en el párrafo tercero del cuarto folio. ¿Cómo no conmoverme? Fin de la cita.

Nostalgia, me comentas que te ENCANTAN los rubios de ojos azules pero que no me flipe, que no te gusto a pesar de ser GUAPÍSIMO. ¡Pero cómo no me iba a flipar, estaría en una puta nube como lo estoy ahora!

Pero bueno, Nostalgia, éramos adolescentes. Eso sí, sin WhatsApp, Instagram, Facebook ni Twitter, aunque líos amorosos siempre hubieron y habrán.  Y en aquella época, según me cuentas, había alguna pícara muchacha que me daba besos mientras dormía la siesta...en la mejilla,  que eso lo dejas muy claro. Ya te digo yo -que seguro que no te lo puse en mi carta de respuesta- que yo dormido, dormido, no estaba. Permíteme un vacile,  ya que insistes en que no te pusiste celosa cuando la tal Paula me dio ese beso. Y cuando lo leí en su momento seguramente me lo creyera, pero ya hoy, con algunas canas incipientes, 'hmmm'...no me lo creo.

Volviendo a los amores, intuyes en la página 3 que me gustaba Clara, la que fumaba, que era un año mayor que yo y que me gustaba por sus tetas o por su culo.  La verdad, seguramente por los dos. Continúo leyendo, y en el folio 4 ya sí que a-claras que Clara (¡aliteración al canto!) me gustaba por sus tetas Y culo (nexo copulativo), válgame Dios. Sin disyuntiva alguna. Por cierto, cambiando de tercio, no había caído hasta ahora en lo cachonda que es la gente de letras y la RAE; copulativo, ¿no había otro adjetivo para los nexos 'y', 'e' y 'ni'? ¿Copulativo?

Déjame hacer un inciso para destacar tus habilidades nostradamunianas, Nostalgia. A ver si es que Tú te aliaste con Destino por aquel entonces.  En el folio número 2,  me relatas las aventuras y desventuras de tu amiga Danae y acabas las susodichas diciéndome 'te estoy soltando un rollo que seguro no te interesa nada de nada'... un gran presagio de la historia de mi vida para con las mujeres. Pero de tripas corazón, que dos tetas...

Nostalgia, quién volviera atrás. Me conmueve leer que dijeras que te morirías de no volverme a ver.  Sin filtros ni miedos, todos esos que ponemos y desarrollamos a medida que crecemos. Como aprender a hacer el pino a los 30, qué acongoje. Recojo el guante, hermana, pues asi nos llamábamos. Un speciality coffee -perdona que me ponga snob-,  que invito yo, aunque el este peninsular me pille lejos. Y a tu propuesta de vivir como hermanos diría 'Sí, quiero' aunque fuese incesto.

Leo tus palabras y palpo tu cariño. Cariño es que me digas que me matarías si fumase. Jamás probé el tabaco, tu amenaza surtió efecto. Cariño es que me digas que dejarías a tu novio de yo decirte que no me gusta...Ya te adelanto que los hombres, mucho mucho, no me gustan, pero a ellos no tengo que aguantarles la retahíla, a colación de las tripas y las tetas.

Llega el final. Y el de tu escrito sugiere que te duele la mano de escribirme y que seguro que de vuelta, yo te escribo poco o nada. Si así fue, me disculpo 17 años más tarde. Era incluso aún más idiota que ahora, aunque cueste creerlo. Espero, Nostalgia, que sepas perdonarme, ya que me temo que me acompañarás cada vez más frecuentemente a lo largo de mis futuras primaveras. Pues los años pasan sin cesar, pero los reencuentros con nuestro pasado cada vez se dulcifican más para compensarlo.

Me despido, de tu mismo modo (aunque el cariño va implícito):

'Bueno, adios.'