20 abr 2022

Mejunje

Excesiva capacidad de elección. Relaciones de poder. El equilibrio de la mutua admiración. Un 'sindios' o un mejunje.

La vida rueda sin vértices que la frenen. Un ritmo trepidante que se detiene sin detenerse. Que realmente se acelera a medida que el individuo cobra más conciencia sobre su existencia mientras envejece. Pero esa misma aceleración le hace adquirir distancia sobre su 'yo', y este comienza a hacerse preguntas. Y ahí está la trampa.

Hasta entonces todo iba sobre ruedas - rodando la vida. El ser humano - siendo específico, occidental, clase media, mayormente millenial- suele alcanzar el punto de inflexión de su curva vital en el momento que empieza a tener libertad para elegir. Antes, todo le fue impuesto al individuo (directa o indirectamente): ir al cole, sacar buenas notas, aprobar selectividad, estudiar una carrera, adquirir experiencia laboral, aspirar a cierta estabilidad laboral. No hubo tiempo para detenerse a mirar hacia los lados, siempre de frente, 'tout droit'. 

La ausencia de la metafísica es manifiesta hasta casi llegados los 30, momento en el que el sujeto se pregunta: 'pero yo qué cojones quiero en la vida?' Para muchos la respuesta puede ser un perro, pero en el fondo siempre fue un perro, y algo más. Ese 'algo más' es el punto de inflexión anteriormente mencionado, y se refiere precisamente a la elección de nuestro estilo de vida: nómada/sedentario, soltero/ennoviado, con-perros/con-hijos, y un largo etcétera. Ese punto de inflexión es tramposo, nos invita a la introspección, y en este mundo de lo aparente y lo instantáneo, esto puede resultar doloroso. Pero aún más necesario para descubrir aquello que nos impulsa y nos conmueve, en busca de ese 'coso' llamado 'Felicidad', qué bonito nombre tienes.

Este escrito (o conjunto de palabras inconexas) pudo terminar en el párrafo anterior, pero entonces tendría algo de (más bien poca) coherencia lo ya expuesto. Esto trata de perturbar al lector con este batiburrillo (qué gran palabro) sin sentido, y de crear un punto de confusión tal que uno se plantee ver 'First Dates', o similar tras su lectura (quien tenga agallas de completarla).

Un famoso antropólogo capillita, amigo del autor de este popurrí, compartió una cita que decía tal que así: 'toda relacion entre dos, es una relacion de poder'. Vaya, que hay alguien que siempre tiene la sartén por el mango. Que hay quien siempre lleva la voz cantante. Esto no tiene que ser necesariamente malo, que a veces pareciera que el término 'poder' se entienda con connotaciones negativas constantemente. Un poder conlleva una gran responsabilidad, como diría Peter Parker. Y 'poder' también debe entenderse como 'capacidad', no hay necesidad de asustarse pues, quizás sí de adquirir conciencia en buscar de una mejor conciliación en las relaciones de cada cual.

Lo que sí quizás esté más claro (si algo lo está), es la necesidad de las relaciones (incluir 'de poder' sería redundante) de virar hacia el equilibrio para asegurar su continuidad. Y más que continuidad, su perduración de forma saludable en el tiempo. Saludable, en negrita y subrayado. Poniéndonos románticos, aplicaríamos cursiva de tratarse de una relación de dos, de pareja, donde el equilibrio parece que debe cimentarse sobre una base innegable de mutua admiración.

Pero es lo admirable... objetivo? La razón invita a decir que sí. La inteligencia, la destreza, la empatía, la generosidad parecen atributos admirables para todos por igual. Sin embargo, cada individuo tiende a admirar un mejunje determinado de una manera particular, siguiendo su olfato. Ese 'nosequé' que 'queseyo'. 

El padre de otro buen amigo del autor- esta vez ingeniero- dijo algo así como: 'Todas las grandes decisiones vitales se sustentan en un equilibrio que pende de un delgado hilo que separa lógica e intuición'.  

Nada más había que decir. Se oyó el silencio tras esta cita, y el mejunje concluyó.

El papi de mi buen admirado amigo Manué