1 oct 2017

La Patria y la Pela

Sin ánimo de ofender a nadie, es que a mí esto de las patrias me aburre un poco. No sé si es mi falta de empatía o la vaguedad andaluza que me caracteriza la que alimenta mi desazón e incomprensión.

Yo por Patria entiendo a la Paqui y al Manolito sacando de paseo a su Pablo a cuestas por la cuesta del Alto Conquero.  Por Patria entiendo a Tina,  la del Quinto A, y a  sus piropos cada vez que vuelvo a casa por Navidad.

Yo por Patria entiendo a Juan el frutero, y su sonrisa cada mañana cuando voy a comprar los peros. Por Patria entiendo a la Pepa, y sus tortillitas por encargo que quitan el «sentío».

Yo por Patria entiendo al Ale y al Solle con su guitarrita cantando al 3x4 en una esquinita. Por Patria entiendo a JoseCharly y Pepita de cháchara en el coche camino a Gibraleón con mi hermano para llevar a Ferrán a la feria. Ojú, un Ferrán en Andalucía, ya la estamos jodiendo.

La que estáis formando, chiquillos. Sí sí, vosotros. Los que defendéis la supremacía de la raza aria. Los que os creéis mejores por nacer aquí y no allí. Los del derecho al autogobierno. Los del grito de  ¡A por ellos! cuando salen los cuerpos nacionales rumbo territorio enemigo a repartir hostias por doquier. Siempre fuimos un país católico. Bueno, no siempre.

Me da pena, mucha pena. Pena del odio infundado e injustificado. Pena de las dos Españas, la de los Grises y  Rojos. La que siempre juzga y etiqueta, la de las envidias. La de la puta herencia judeocristiana.

Que no. Que no cabe ser catalán y buena gente. Y no digamos ser catalán, independentista y buena gente. Guillotina al que piense diferente de mí. O todos moros, o todos cristianos. Pero no entréis en el Vaticano para rezar mirando a La Meca, a ver si os van a poner mirando pa Cuenca. Que aquí no caben las escalas de grises, a ver si nos enteramos de una vez.

Un andaluz acudió un día a una boda a Terrasa. Le  alimentaron y hospedaron gratis (y eso que eran catalanes), e incluso le hablaron en castellano. El andaluz se mojó con el catalán, aunque mojar mojar, no mojó. Tres años más tarde, el catalán que ejerciera de anfitrión cambió su rol a huésped. Y no nos vamos a engañar, no pagó una mísera copa; pero no pidamos peras al olmo.

Catalán y Andaluz, Andaluz y Catalán  discutieron sobre política y democracia, y no se entendieron del todo, aunque se respetaron. Acabaron por comprenderse cuando hablaron de mujeres y sexo, así todo resultó más fácil. Y es que follando se entiende todo el mundo. No había patría que destruyera tal entendimiento.

Yo dudo mucho que el mundo gire en torno a las patrias, sino que gira en torno a la Pela. Que sí, que la Pela es la Pela. Como del mismo modo que John no es Juan ,  Josep Lluís no es José Luís, coño.

Eso sí, mi mundo gira en torno a mi Patria. Que no me pidan los patriotas de bandera que desentierre el hacha de guerra por la Patria, que la mía es otra. Y por la otra me lio a perás con quien sea.