29 oct 2019

The Backpacker

English version

A Backpackers' main aspiration is to become a traveller, not a tourist.

Backpackers float over the city, they don't walk. We get mixed within the idiosyncrasy and culture, and we have deep, profound chats about life with the locals. Time doesn't matter, it just passes us by. Backpackers can even stop time because we live life so slowly.

We eat off the menu of the day as we reject “A la Carte" - only tourists eat from that. Where possible, we buy typical local products from local stores which are about to go off ... to save a few pennies. 

Backpackers would practise meditation and most likely yoga. Backpackers are spiritual. Backpackers are adventurous. Tourists are not. 

No taxis are taken - Uber gets forgotten. Local buses are taken instead. If we don't know the local language, we use gestures and smiles to make ourselves understood. Travellers do not need to speak the same tongue in order to get laid.

We would never book an organised tour. Backpackers are free souls, and because of that, we can only afford a free walking tour where the tips would depend on the number of treats given to each walker. It won't be much, money is superfluous.

Backpackers even have to drink their own pee every now and then.

Backpackers can afford to say things like "Have a good holiday” to the tourists they come across. No phone numbers are exchanged though. Backpackers must never be confused with one of “Them”.  That is how Backpackers refer to tourists when talking among themselves: Those or The Others.

Backpackers immortalise landscapes with lasting snapshots. Selfies are merely taken by The Others. When pictures are taken of travellers they are never aware of the camera, we can just afford to smile, but never pose, always natural. 

We may even use clean socks from time to time but they will of course be Full of holes. We do love saving the pennies. 

Backpacking is a synonym of Serindipia and Wanderlust. The more these two words are used, the more chances your dick will fall off while travelling.

Gonorrhoea.

**Translation from Spanglish to proper English by Nicky Wright


Spanish version

La máxima del Backpacker es aspirar a ser viajero y no turista.

El Backpacker flota por la ciudad, no camina. Se mezcla con la idiosincrasia y cultura del lugar , y profundiza con los lugareños. El tiempo no importa, sólo se le abre la puerta para que pueda seguir pasando. El Backpacker puede llegar a detenerlo de vivir despacio.

Se alimenta de menús del día y rechaza el menú 'A la Carte'. Degusta cuando puede todos aquellos productos típicos de la zona cuando están a punto de caducar para ahorrarse unos pesitos.

Practicará la meditación y probablemente yoga. El Backpacker es espíritu. El Backpacker es aventura.

No coge taxi y siempre transporte público. Si no conoce el idioma local se valdrá de gestos y sonrisas, que para follar no hace falta hablar la misma lengua.

El Backpacker debe a veces beberse su propia orina para sobrevivir.

Jamás osaría reservar un tour organizado. El Backpacker es alma libre, y por ende sólo puede permitirse free tour donde la propina variará en función de la cantidad de caramelos que le regalen a la conclusión de este. No será generosa, el dinero es superfluo.

El Backpacker puede permitirse decir cosas del tipo 'Que tengáis buen turismo' a aquellos turistas con los que se cruce. Nada de intercambiar números, el Backpacker jamás debe ser confundido con uno de Esos. Así nos referimos a los turistas entre Backpackers: Esos o Los Otros.

El Backpacker inmortaliza el paisaje con instantáneas. Deja los selfies para el turista. Cuando desprevenido es captado en una fotografía, puede permitirse sonreír, pero jamás posar.

A veces incluso usa calcetines limpios. Con abujeros.

Backpacking es sinónimo de serendipia y wanderlust. A mayor uso de estas dos mágicas palabras en el día a dia, mayor la probabilidad de que se le caiga la polla a cachos durante su peregrinaje.

Gonorrea.

13 oct 2019

El Espíritu

Volaban las palabras. Con Colombio aprendí que sólo el instante es y es eterno. Sólo importan este espacio y este tiempo. El Aquí y el Ahora.

Comprendí el tiempo más allá de la linealidad que nos impuso el cristianismo con la Creación, Muerte y Resurrección. El tiempo comprendido de forma circular, donde cada segundo se repite en el anillo cósmico infinito del eterno retorno de lo idéntico. Creí entender a Nietzsche, por fin. Y sin estupefacientes de por medio.

Sentí que flotaba entre las partículas del aire. Sentí el aire.  Mi espíritu, como si mi cuerpo no le perteneciera. Me vislumbraba en tercera persona, como si la existencia de mi Yo no fuese real, como un sueño. Como si ese instante no existiera y a la vez fuese único y perpetuo. Sentí la Tierra dejar de girar sobre su girado eje, y la película de la vida en pausa en mi propio mundo onírico.

Me preguntaron si volvería a ver a Colombio. '¿Fisicamente?' - pregunté. 'Probablemente no. - concluí. ¿Acaso Colombio alguna vez existió, o acaso es ubicuo y eterno?  ¿Acaso importa?

Sólo existen el Aquí y el Ahora, el resto es todo Historia.

11 oct 2019

Colombio de Colombia: 'Me voy a la Patagonia'

Resulta inevitable hacer juego de palabras con tu nombre, pero qué chévere que te encontré en Colombia, Colombio.

Huyendo a la carrera de la lluvia y de la noche, bajando por sus empedregadas escaleras 'romperodillas' desde Barichara, me topé con un aldeita llamada Guane, provincia de Santander, que a mi llegada me recibió en silencio con turistas ausentes en temporada baja; dichoso un servidor de en exclusiva conocer en Colombia a Colombio.

No alcanzaba a encontrar la Patagonia en el centro norte de Colombia, Colombio, así que me presté a preguntar a los paisanos santanderinos -que no paisas de Medellín- que con gusto me indicaron por dónde seguir.

Encontré Chile en Colombia, Colombio, pero no llamé a su puerta (ver foto 1). Dije 'hello' como indicaba el cartel de bienvenida a tu morada. Pude decir hola, pero yo siempre he sido muy transgresor. Me recibiste esperándome, y no hay mejor modo de dar la bievenida a alguien.

Foto 1 - Hospedaje 'La Patagonia'

Y entre nuestra cháchara -y gran parte de mi extensa retahíla que sordo dejó a algún que otro paisa (ahora sí, de Medellín)- mencionaste de soslayo algo así de un viaje que realizaste desde Medellín a la Patagonia a pie. A pie desde Colombia, Colombio, a la Patagonia, Chile. Porque sí. Libertad y Felicidad. Las dos palabras sobre las que gira tu gran historia. Perdí la cuenta de cuantas veces las nombraste, bro. Déjame compartirla, he aquí mi pequeño homenaje.

Circunstancias de la vida te empujaron a dormir en la calle, sin un peso. Y a la primera noche de sueño sobre un banco en un parque, tu visión: 'Me voy a la Patagonia'. Un objetivo claro: 'Me voy a la Patagonia'. Caminante y no ciclista, te pusiste en camino por la Autopista Panamericana rumbo al sur del Sur desde Medellín. Sombrilla (por paraguas), zapatos robustos y curtidos hasta desembocar en agujeros te acompañaban en tu destino; nunca te gustó dar papaya. Día 1, y tu sino te cruzó con un indígena chamán que no solo bienaventuró tu viaje, sino que resucitó tus zapatos, pues zapatero era. Esto sólo podía pasar en Colombia, Colombio.

Zapatos nuevos y ya vuelas, aunque gozaras con tus pies en el suelo como buen caminante. No había nada que te frenara...¿Pero cómo  hijueputas ibas a cruzar 9000 Km? ¡Tú tenias afán por trabajar! Quizás buscando camioneros en postaderos que precisaran de buena charla y compañía. Además, tú sabías cómo romper el hielo: 'Me voy a la Patagonia'. No había camionero en Colombia, Colombio, que alcanzara comprender cómo ibas a conseguirlo. Y sin embargo todos ellos aportaron su gran granito de arena. Primera frontera traspasada: llegaste a Ecuador.

Un camionero hasta te entregó una virgencita tamaño bolsillo, con la cual conseguiste un pasaje hasta Cuzco desde Ecuador en buseta. Previamente el chófer te comentó que sin plata uno no podía montar en el autobus, lo cual comprendiste. Eso no te impidió hurgar en tus bolsillos hasta toparte con dicha virgencita, que bien te sirvió como tiquete hasta el Perú. Bien atrás quedó Colombia, Colombio.

Perú pasó rápido, no así su frontera con Chile. 'No tengo ni un peso' contestaste al agente de aduanas que cumplió con los dictados antiinmigratorios de sus superiores y no te permitió la entrada al país. Hasta que una familia chilena desde el fondo gritó que ibas con ellos; y tú sin dar crédito. 'Tenés que estar más vivo' te decían en el coche camino a su ciudad, cada vez más cerca del Sur. Pero tú sólo sabes seguir con tus preceptos, y mentir no va contigo. Te dejaron a dos horas de la frontera, a unos cuantos de miles de kilómetros de Colombia, Colombio.

Y en el Desierto de Atacama, Moisés. Que abrió las aguas por ti. Que te atravesó el desierto en su carro y te ayudó a conseguir visado para laborar gracias a su abogada novia. No sin antes trabajar como vendedor ambulante con Robinson, quién te salvó de las pulgas de la casa de acogida de indigentes. Robinson, quien no quiso comprender que tu intentabas ayudarle a que se alejara de las drogas y al que siempre le estarás agradecido, ahora desde Colombia, Colombio.

Y a Santiago marchaste para recoger tus papeles. Tenías visado, podías ir a la Patagonia para trabajar de mesero y así estar a la orden, en contacto con las personas. Intercambiando experiencias y poniendo en práctica aquello que siempre defendiste: 'Que lo importante es lo humano, y no la plata'. Saliste del bache aunque, ¿fue bache o una búsqueda de una experiencia vital? Te demoraste 40 días en alcanzar la Patagonia, 5 años viviendo allí, trabajando, hasta que te tocó regresar a Colombia, Colombio. Fin del visado.

Alquilando habitaciones en tu Airbnb, compartiste tu historia de fin de visado con una pareja belga a la que pediste que te trajeran una piedrecita de Torres del Paine, para así manteneros conectados (como ya pediste a otros tantos amigos turistas previamente). Ellos respondieron y regresaron con una con la forma de Suramérica (ver Foto 2). Y tú solo podías ver en ella bien resaltada a Colombia, Colombio.

Foto 2 - Piedra de Suramérica

Al día siguiente compraste boleto a Medellín. ¿Pero a dónde regresar a Colombia? Cinco bolas de papel dispuestas en círculo: Barichara, Medellín, Aldana, Neira y Otro! ..Y la piedra de Suramérica de Torres de Paine que giró como una güija... hasta Barichara. Y desde Barichara hasta conocernos en mi estancia en Colombia, Colombio.

Y en Colombia, Colombio, intercambiamos visiones sobre la vida, magia, canciones a capella de carnaval, y me regalaste la mejor historia jamás oída. Qué pena que te la robe, pero como aspirante a cuentacuentos, no puedo dejarla pasar por alto. Permíteme  hacer así honor a su memoria, quizás tenga yo que escribir la mía propia, desde Colombia hasta la Patagonia.

Foto 3 - 'Fantasía', regalo y creación de Colombio