24 abr 2012

Una de mediocres


Huelva. 20 30 de la tarde noche onubense. Gran Teatro, centro ciudad. Celebración del 25 Aniversario de la Gala del Deporte de Huelva.
Aparece por la entrada, como si de una estrella de cine se tratara, don "Pipí" Estrada.  Con esa irrupción en el teatro el término de "Don"  le está bien merecido. Sólo faltaba la alfombra roja.
Comienza el acto con nuestro protagonista en escena. Al principio parecíanos que la gala se celebraba en su honor tras cinco minutos de perorata tropezando con su propio pene tras engrandecerlo tanto. Era una auténtica lucha de egos consigo mismo.  No dudó en hacer gala de su importantísimo y respetable papel de "asesor del amor" (asesor del sexo que díria por confusión más tarde Don Pedro Rodríguez, alcalde de Huelva) que hizo que  por momentos muchos de los presentes dudaran  de si se trataba de La Gala del Deporte o el Club de la Comedia.
El genio  don “Pipí" se jactaba del comienzo de su vínculo con la ciudad de Huelva. Cuando aún no era "asesor del amor", pregonó a los cuatro vientos el lamentable estado del césped del Nuevo Colombino para el primer partido de la Selección Española de fútbol en la ciudad de Huelva que le enfrentaba a Méjico allá por el año 2001. Tras su pregón, las críticas se sucedieron al considerar que don Pipí estaba jugando con la ilusión de los aficionados onubenses. Se solucionó el entuerto con una invitación de don Pedro para disfrutar de la gustosa gastronomía onubense. Y tan amigos hasta el día de hoy, día en el que la vaselina inundaba el suelo del escenario del Gran Teatro. Diríase que hubieron felaciones mutuas por doquier entre los amigos.
Ya teníamos por tanto a nuestro "Showman" particular para entretenernos durante casi hora y media. Eso sí, el profesional "Don Pipí" no había caído en la cuenta de documentarse previamente sobre el pasado y presente de los galardonados. Y qué si se homenajea a un deportista retirado y se le pregunta por su participación en los próximos Juegos Olímpicos. Y qué si no se está al corriente de que uno de los galardonados sigue en activo como seleccionador nacional tras su etapa como deportista, no tiene trascendencia alguna.
El broche final, como no podía ser de otro modo, lo puso nuestro queridísimo don Pedro Rodríguez cerrando la gala con un discurso en el que destacaba la importancia del fútbol en el panorama nacional como deporte de masas.  Todo ello porque habían cedido a nuestra ciudad la Copa del Rey  y la copa de la Champions League por unos días y teníamos que resaltar todo este rollo futbolístico, a pesar de que la gran mayoría de los homenajeados poco tenían que ver con el deporte rey.  A propósito, instantes antes el alcalde subió al escenario para entregar un premio a un exjugador de vóley-playa al que mantuvo en el mismo mientras  pronunciaba su mitin futbolístico, digno de un iluminado.
Ésta es la mediocridad de la que debemos deshacernos en este país antes llamado España que diría un exprofesor mío. Es una VERGÜENZA que la tasa de desempleo en el periodismo de este país sea tan alta cuando a actos como estos, que deberían hacerse con cariño y un mínimo de profesionalidad y estilo, se contrata a semejantes chulánganos, trápalas y graciosetes de tres al cuarto cuando hay personas con formación sobrada y algo de seriedad. No sé de qué se sorprenden algunos cuando una gala de esta índole fue organizada por pseudoperiodistas. Resulta lógico que don “Pipí” fuese invitado para no desentonar con el resto de organizadores.
De la gala, intentemos quedarnos con esa parte del público que optó por reír en lugar de llorar ante tan bochornosa situación. Desahagámonos de tanto mediocre. Bastante tenemos con nuestros políticos.