26 dic 2016

Carta Blanca, Verborrea y Testosterona

Queridos Machistas:

Me tenéis hasta los cojones. Esos mismos que os agarráis tan asiduamente, cuando reventáis las intimidades de esas mujeres con que os acostáis al reuniros con los amigotes en el bar a tener mini erecciones conjuntas. Esas buenorras que sólo buscan un pene con el que disfrutar. Que se creen con derecho a lucir escote y pantalones ceñidos sin que al pasar por vuestro lado  no tengáis derecho a una cachetada.

Perdonen si mi lenguaje se torna agresivo en estas palabras, pero es que me tienen hasta los mismísimos.

Valientes, más que valientes. Abundáis  en tabernas, cafeterías, bares y pubs de nuestra España. Siempre en manada, sacando pecho y golpeando fuertemente la barra del bar con vuestro gin tonic. Pero no nos engañáis.  En el fondo sólo os mueve el miedo. El miedo a que ellas revelen que vuestro miembro no cumpla con el mínimo requerido. El miedo a que confiesen vuestro gatillazo. El miedo a que digan que solas habrían obtenido más placer que con vuestra compañía, lo cual no sería una sorpresa escuchando esa verborrea con que os jactáis de vuestra supuesta hombría.

Los amigotes no sois mejores, no creáis. Sí, sí los de las risitas, los del pensamiento​ crítico reducido y acorde, muy probablemente al tamaño real de vuestro casi inexistente miembro, y en esta ocasión, me refería al cerebro. Los que reís los chistes al macho alfa que se tira a las tías buenas y que a la vez fue uno de los autores del Kamasutra. Vuestro silencio os hace cómplices, y vuestras risas os convierten en culpables en último veredicto.

Ninguno de vosotros sois mejores que esa escoria responsable de tantas mujeres maltratadas en nuestro país. De tantas violaciones, que para mas inri, ahora está de moda hacerlas en grupo, con los amigotes.  No sois mejores que esa escoria, porque aún os creéis con mayor derecho a disfrutar del sexo que una mujer sólo porque tenéis pene y,  mucho o  poco espermatozoide mal empleado.

Carta Blanca y comienza el peligro. Y la que use el "chichi" más veces para follar que para mear, merece ser tachada de viciosa, guarra y casi de prostituta (aunque vosotros diríais puta, que yo lo sé). Que el tiempo corra, y vosotros a meterla en tantas vaginas como podáis para luego desgarrar su privacidad.

Pero no os preocupéis. Vuestra princesa os estará esperando a la vuelta de la esquina. Ella tiene 25 y o bien es virgen o bien sólo ha tenido un novio con el que sólo ha hecho el amor (lo de follar no va con ella), y al que tendrá que dejar cuando os conozca sin poder resistirse a vuestros viriles encantos. Pero seguid mi consejo, y evitad hablarle de todas esas guarras con las que os habéis acostado. A ver si se va a pensar que se le ha pegado "algo malo" a su príncipe. Ese príncipe que creéis que sois por vuestro derecho a falo, que os otorga la clarividencia para discernir entre las sucias guarras y la realeza, y la potestad para despotricar contra aquellas por las que en sus arterias no corra esa bendita y limpia sangre azul.

Sólo espero que vuestra estupidez tenga cura y que un día entréis en razón. Que sustituyáis las risitas por argumentos igualitarios que naturalicen el sexo entre hombre y mujer. O mejor, entre mujer y hombre, en ese orden. Quizás así un día compartir género con vosotros sea un poco menos vergonzoso.

P.D. Con la colaboración de un 4.1% de Teresa De Los Reyes