14 may 2015

La Habana (y La Vieja), Cuba y sus contrastes


    Cuba es República. Y dinastía de Castros, y de algún que otro yerno por venir.



Cuba es dos pesos: los oligárquicos convertibles y los frugales cubanos. Y alguna que otra moneda con el rostro de Guevara.

Cuba es interracial: blanca, mulata y negra. Y para negro, su mercado.

Cuba es aventura y desgracia. Y las pillerías inocentes de Juan Quin Quin.



"Arte soy entre las artes, y en los montes, montes soy" 
José Martí

    Cuba es revolución. Y conformismo e involución.

En  Cuba, el tiempo el no pasa, flota. Y sólo se queman etapas que nunca se planearon.

Cuba son 70 condones a 0.25$. Y mujeres embarazadas a los 17.




   Cuba es nacionalista y patriota. Y hoteles y restaurantes plutócratas donde el cubano no tiene cabida.

Cuba es dos clases: business y turista. Y el turista siempre va en business.

Cuba es presa de sí misma y esclava de su miseria. Y de algún que otro yankee que venga a joderla.



"DEDIQUÉMONOS con modestia y sin fanfarrería cada cual, en el puesto que le corresponde al cumplimiento diario y estricto del deber."
Raúl Castro


    En Cuba al turista se "le pega con el cinto". Y luego la conforman los Josué, Yanie, Rosángela, Rosana, y el terremoto de Esteban.


Cuba es La Habana, La Habana vieja, Cienfuegos y Trinidad. Y luego Varadero, Pinar del Río y sus guiris.








La Habana la llenan palacios coloniales. Y los escombros que los rodean.

La Habana es feria anual internacional del libro. Y cubanos que no pueden     permitirse leer sin espejuelos sin subvencionar.

La Habana es cosmopolita y hasta dispone de barrio chino. Sin chinos.

La Habana Vieja la componen calles que se entrecruzan en cuatro esquinas. Y alguna que otra en cinco.




"Cuando vino mi abuela trajo un poco de tierra española.
Cuando se fue mi madre llevó un poco de tierra cubana.
Yo no guardaré conmigo ningún poco de patria.
La quiero toda.
Sobre mi Tumba"
Carilda Oliver Labra



13 may 2015

Amor Platón-ico

No existe. El amor platónico no existe salvo en tu propia caverna. En ella hay cabida para todo tipo de idealizaciones y pajas mentales. Pero a oscuras, así que mejor no perder mucho tiempo buscándolo.

Ese amor platónico yace ante ti en un entorno lúgubre, donde brilla. Brilla con su sonrisa perfecta, con su rostro perfecto, con su silueta perfecta... ¿O acaso la condición necesaria y suficiente de idea no es la perfección? 

Hace sonar su risa con esa perfecta melodía infantil y dulce que te atrapa y que sólo tú oyes, su  perfecta plática te embelesa con  palabras que sólo tú sabes interpretar, su perfecta mirada te cautiva y te hace preso, ya que sólo tú puedes retenerla para hacerla eterna. Tú, y sólo tú.

Y cuando te acercas a esa luz cegadora para intentar tocarla y hacerla tuya, no sientes nada salvo aire. Como si se tratase de una proyección, ya que sólo es una proyección. Una idealización del ser humano perfecto que nos acompañe en el sendero de nuestra vida, signifique lo que ésta signifique. Por eso nunca funcionará. Porque las personas no pueden amar a las ideas más que a las propias personas.

Por tanto, lo único cierto es que las personas perfectas no existen y, en consecuencia, no pueden ser amadas. Tan sólo existen las taradas. Así que, tan sólo cabe atrapar esa idea de amor platónico y exponerla al Sol para que se descubran sus taras. Una vez expuestas, aceptarlas como tal, ya que posiblemente en ella verás reflejadas las tuyas propias.

Quizás te decepciones al descubrir que esa persona no era perfecta. Quizás te sorprendas al averiguar que tú tampoco lo eres. 

O quizás acabes por encontrar aquello que andabas buscando, o al menos, conociéndote un poco más a ti mismo.