8 nov 2019

Rafa León - Escuela de Vida

Tito, solamente pude cruzarme contigo una vez. Te conocí primeramente a través de tus dos amantes: tu poesía y tu prosa. Unificadas en tu discurso, magnificadas en tu compromiso.

No pude conocerte más de lo que tus letras me mostraron. Te admiraba desde la distancia, con ese anhelo de disfrutar del capricho de tomarnos un par de vinos (o aquarius) juntos que mi silencio cobarde no me dejó disfrutar. Maldito el tiempo que no da lugar a más encuentros platónicos. Maldita la vida, que en un suspiro nos corta el grifo para parar el tiempo.

Mi madre me envió un audio por Whatsapp. Me pidió que escribiera algo en tu memoria. Ipsofacto pensé que no funcionaría y que mis palabras caerían en saco roto, artista. Que quizás hoy no encontraría la inspiración, esa que llega cuando menos lo esperas (al menos a nosotros los mortales, lo tuyo es otra cosa). Me senté y junté unas cuantas letras mal puestas, con todo el cariño que encontré dentro de mí.

Mi padre aludió al tópico diciendo que se van los mejores, no falto de razón. Gente comprometida, con principios, con espíritu de lucha y sacrificio. Tu sátira mordaz y única. Tu ironía cargada de contenido, tu sarcasmo irreverente y canalla. Muy canalla. Toda esa grandeza a buen seguro lejos en tamaño de lo que representa tu persona. Maldigo nuevamente esos vinos que no nos tomamos.

Desde la distancia te admiro, tito. Ojalá hubiera encontrado momento y lugar para acudir a tu escuela de vida. Esa que jamás fundaste y que estoy seguro tanta gente seguimos. Un abrazo enorme, maestro.

Víctor León

No hay comentarios: