13 oct 2019

El Espíritu

Volaban las palabras. Con Colombio aprendí que sólo el instante es y es eterno. Sólo importan este espacio y este tiempo. El Aquí y el Ahora.

Comprendí el tiempo más allá de la linealidad que nos impuso el cristianismo con la Creación, Muerte y Resurrección. El tiempo comprendido de forma circular, donde cada segundo se repite en el anillo cósmico infinito del eterno retorno de lo idéntico. Creí entender a Nietzsche, por fin. Y sin estupefacientes de por medio.

Sentí que flotaba entre las partículas del aire. Sentí el aire.  Mi espíritu, como si mi cuerpo no le perteneciera. Me vislumbraba en tercera persona, como si la existencia de mi Yo no fuese real, como un sueño. Como si ese instante no existiera y a la vez fuese único y perpetuo. Sentí la Tierra dejar de girar sobre su girado eje, y la película de la vida en pausa en mi propio mundo onírico.

Me preguntaron si volvería a ver a Colombio. '¿Fisicamente?' - pregunté. 'Probablemente no. - concluí. ¿Acaso Colombio alguna vez existió, o acaso es ubicuo y eterno?  ¿Acaso importa?

Sólo existen el Aquí y el Ahora, el resto es todo Historia.

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