24 jul 2017

La Dicotomía del Estar

El Huevo entre Pinto y Valdemoro.

La Patria o el apátrida cosmopolita.

Mi propio Gelato italiano o un helao del Pura Vida y que  Ferrán no me deje probar bocado.



El speciality cafelito con su brownie por bandera, o un manchao hirviendo y que te parta un labio.

Blues en directos en un bistrot o que la Garganta te reviente a Andalucía en una andaluza tasca.

Agarrarte a tu cultura en el extranjero por añoranza o extenuarte de ella en tu propia casa.

Brunch de eggs bennedict o tostaíta de jamon, aceite y tomate. De Huerva pura.

Un futuro ciego frente a una previsible rutina.

Cenar en la merienda, o trasnochar con el estómago lleno hasta dormirse el mismo día en que despiertas.

Nuevos rincones y sabores por explorar, o la tortillita de la agüela rodeado por los tuyos.

El próximo reto a superar o que auguren tus límites por debajo de tus expectativas.

Que tu edad sea sólo un número o que te traten como un niño.

Nuevas historias de inquietudes infinitas, o la misma vieja cantinela cuya melodía siempre resonará en tu alma.

El Huevo entre Pinto y Valdemoro.

Me bajo, me bajo, me bajo de este tren en marcha. Una esquinita, nudillos al 3x4 y al ritmo del tirititrán, tran tran, tran.

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