7 sept 2012

En maletas y volando

Recuerdo aquella vez en que dije que me gustaban las despedidas, probablemente porque nunca había sentido que se tratara una despedida real o porque pudiera ser que sintiera que el reencuentro se encontraba a la vuelta de la esquina de los encuentros. Pero a escasos días de la puesta en marcha de mi viaje Erasmus, me recorre un escalofrío que me eriza los cabellos, y sé de buena tinta que no soy el único al que los vellos se le enderezan. Permítanme que a veces hable en primera persona, del plural quiero decir, pues creo que doy voz a más de un amigo con estas palabras.


Al despedirme en el día de ayer de mis compañeros de carrera -algunos también emprenden esta aventura- se intercambiaron miradas cómplices en las que nos leíamos el pensamiento y compartíamos nuestros temores. No había nada que verbalizar, pero la creciente inseguridad que nos bañaba se hacía patente a medida que se acercaba la hora de decir adiós, un adiós que lucharemos por que suene a hasta pronto.


¿Es el miedo al cambio lo que me asusta? Probablemente no, más bien lo contrario. Me ilusiona conocer una nueva cultura, nuevas gentes, nuevas experiencias, cambiar mi día día por otro completamente diferente que me haga sentir que la rutina no forma parte de mi vida. Es el cambio de etapa y el ciclo que se acaba, son las puertas que se cierran las que me inquietan y no es el temor a las nuevas puertas abiertas lo que me hace dudar. El asumir que se cierra una época maravillosa (la del estudiante) de nuestras vidas, en la que el tiempo libre es nuestro mayor regalo, se nos antoja arduo. El disponer de ese tiempo maravilloso que compartir con nuestros amigos se hará cada vez más complicado a medida que empecemos a trabajar, cosa para lo que me temo queda poco. Para colmo, en esta época donde el "terror" de la crisis se cierne sobre nuestras aceras, embarcarse en aventuras europeas parece estar al orden del día, alejándonos un poco más los unos de los otros. Y entonces tendremos que valernos de las nuevas tecnologías para acercarnos y para concertar citas para vernos en la medida de lo posible. Y así visitándonos tendremos una excusa para ver mundo, juntos . 


Supongo que los días previos a la partida son tiempo para la melancolía y la nostalgia. Pero miren hacia adelante y relajen sus labios asomando sus dientes, se está despertando una sonrisa mirando al futuro. Dejemos las puertas encajadas mientras abrimos otras caminando con la vista al frente. Cuídense mucho amigos, no dejen de disfrutar de este año maravilloso que se nos presenta a todos, a los que se van y a los que no lo hacen. En lo que a mí se refiere intentaré hacer lo propio, con todas mis fuerzas. Si algo he aprendido en 22 años es que querer es poder,  y mi pretensión es querer muchísimo. Y así sentiros y sentirnos cerca.


Buen viaje y nos vemos en el próximo aeropuerto, en maletas y volando.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te deseo todo lo mejor en esa maravillosa aventura que estás apunto de comenzar. Disfruta y aprovecha el tiempo.
Buen viaje y mucha suerte.Que Dios te acompañe.
María (soy la madre de Lucas...)

Sakt1Kquilla dijo...

Muchas gracias María, haremos lo que podamos. Que siga tan bien tu dulce negocio :) :
http://detallesdedulce.blogspot.com.es/