Huelva. 20
30 de la tarde noche onubense. Gran Teatro, centro ciudad. Celebración del 25
Aniversario de la Gala del Deporte de Huelva.
Aparece por
la entrada, como si de una estrella de cine se tratara, don "Pipí"
Estrada. Con esa irrupción en el teatro el término de "Don" le está bien merecido. Sólo faltaba la alfombra
roja.
Comienza el
acto con nuestro protagonista en escena. Al principio parecíanos que la gala
se celebraba en su honor tras cinco minutos de perorata tropezando con su
propio pene tras engrandecerlo tanto. Era una auténtica lucha de egos consigo
mismo. No dudó en hacer gala de su
importantísimo y respetable papel de "asesor del amor" (asesor del
sexo que díria por confusión más tarde Don Pedro Rodríguez, alcalde de Huelva)
que hizo que por momentos muchos de los
presentes dudaran de si se trataba de La
Gala del Deporte o el Club de la Comedia.
El
genio don “Pipí" se jactaba del
comienzo de su vínculo con la ciudad de Huelva. Cuando aún no era "asesor
del amor", pregonó a los cuatro vientos el lamentable estado del césped
del Nuevo Colombino para el primer partido de la Selección Española de fútbol
en la ciudad de Huelva que le enfrentaba a Méjico allá por el año 2001. Tras su
pregón, las críticas se sucedieron al considerar que don Pipí estaba jugando
con la ilusión de los aficionados onubenses. Se solucionó el entuerto con una
invitación de don Pedro para disfrutar de la gustosa gastronomía onubense. Y tan amigos
hasta el día de hoy, día en el que la vaselina inundaba el suelo del escenario
del Gran Teatro. Diríase que hubieron felaciones mutuas por doquier entre los
amigos.
Ya teníamos
por tanto a nuestro "Showman" particular para entretenernos durante
casi hora y media. Eso sí, el profesional "Don Pipí" no había caído
en la cuenta de documentarse previamente sobre el pasado y presente de los
galardonados. Y qué si se homenajea a un deportista retirado y se le pregunta
por su participación en los próximos Juegos Olímpicos. Y qué si no se está al
corriente de que uno de los galardonados sigue en activo como seleccionador nacional tras su etapa
como deportista, no tiene trascendencia alguna.
El broche
final, como no podía ser de otro modo, lo puso nuestro queridísimo don Pedro Rodríguez cerrando la gala con un discurso en el que destacaba la importancia del fútbol
en el panorama nacional como deporte de masas.
Todo ello porque habían cedido a nuestra ciudad la Copa del Rey y la copa de la Champions League por unos días y teníamos
que resaltar todo este rollo futbolístico, a pesar de que la gran mayoría de
los homenajeados poco tenían que ver con el deporte rey. A propósito, instantes antes el alcalde subió
al escenario para entregar un premio a un exjugador de vóley-playa al que
mantuvo en el mismo mientras pronunciaba
su mitin futbolístico, digno de un iluminado.
Ésta es la
mediocridad de la que debemos deshacernos en este país antes llamado España que diría un exprofesor mío. Es una VERGÜENZA que la tasa de desempleo en el periodismo de este país sea tan alta cuando a actos como estos, que deberían hacerse con cariño y un mínimo de
profesionalidad y estilo, se contrata a semejantes chulánganos, trápalas y graciosetes
de tres al cuarto cuando hay personas con formación sobrada y algo de seriedad.
No sé de qué se sorprenden algunos cuando una gala de esta índole fue
organizada por pseudoperiodistas. Resulta lógico que don “Pipí” fuese invitado para
no desentonar con el resto de organizadores.
De la gala,
intentemos quedarnos con esa parte del público que optó por reír en lugar de
llorar ante tan bochornosa situación. Desahagámonos de tanto mediocre. Bastante
tenemos con nuestros políticos.